Sacar adelante un emprendimiento es tal vez uno de los retos más complejos al que nos podemos enfrentar; lo que se debe en gran medida a la necesidad de aprender a un ritmo tan exigente como desgastante. Es para este tipo de retos donde delegar funciones cobra mucha importancia.
Muchas veces, cuando iniciamos, resulta sencillo para nosotros definir los cargos y las funciones de cada participante. La dificultad está en saber predecir si dichas funciones se mantendrán en el tiempo, o aún más complicado, saber con qué áreas contará la empresa en el futuro. Los cambios son inesperados, tanto las situaciones adversas como las oportunidades de mejora.
Pero entonces, ¿necesito asignar a más de un gerente?
Primero, es importante aclarar que el único cargo obligatorio es el del gerente general. Suele haber cierta confusión con los socios, quienes no ocupan cargo y además se designan de manera diferente. Los socios son los que aportan el capital inicial que permite a la empresa constituirse, los gerentes no necesitan hacer aporte alguno. Sin embargo, un socio puede ser designado como gerente, como puede también no serlo.
Entendido este punto, la relación de gerentes a asignar dentro de una empresa puede llegar a ser interminable: gerente general, gerente de marketing, gerente de finanzas, gerente contable, y la lista continúa. Además, para poder darle un respaldo legal a cada uno, se deberá indicar en las bases de la empresa el cargo y las funciones a ejercer de manera detallada.
El problema con esto es que, un cambio en dicha composición (renuncia o cambio de algún gerente, por el motivo que fuese) requiere ser notificado a los registros públicos a través de notaría, con los respectivos costos que esto conlleva. Si esto no sucede y algún externo hace algún reclamo ante alguna instancia, sería muy complicado defenderse.
Dicho esto, lo recomendable es trabajar bajo la mayor simpleza que se nos permita si es que recién empezamos, sin dejar de delegar las funciones a medida que el negocio vaya cobrando forma.
