Imagina el caso de un inquilino que se resiste a desocupar una vivienda. Antes de empezar un juicio por desalojo, y hasta de interponer la demanda en sí misma, es fundamental enviar una carta notarial.
Cuando tienes la necesidad de solicitar exigencia alguna, ya sea un pago; una devolución; un desalojo; un despido o algún otro asunto que necesite ser comunicado, la carta notarial es la mejor herramienta para notificar a la contraparte que deseas que se cumplan tus requerimientos.
Si bien enviar una carta notarial no significa que estés en la obligación de iniciar un juicio, el solo hecho de que el infractor la reciba, hacer notar tu disposición de querer llevar tus exigencias a otras instancias.
Ahora; es importante conocer el peso legal que éstas tienen. El hecho de ser denominadas “cartas notariales” suele generar distintas interpretaciones, algunas de ellas erróneas.
La función del notario es la de dar fe de que un documento ha sido entregado en una dirección fecha y hora definida, el notario no elabora ni revisa el contenido del mismo.
Pase a lo simple que pueda resultar la carta, esta es de vital importancia para precisamente asegurar que nuestro comunicado ha llegado al lugar indicado. Es el momento en el que le hacemos saber a la otra parte que no deseamos continuar bajo determinadas condiciones.
Otra de las funciones que nos brinda la carta es la de poner énfasis en los plazos para el cumplimiento de determinadas exigencias; como ocurre en el caso del incumplimiento de los contratos de compra-venta o alquiler de un inmueble. De esta manera, se resalta el hecho de que no se ha cumplido un plazo y hasta podría proponerse un plazo adicional.
Esta herramienta abre también la posibilidad de seguir un camino más consensuado, donde la otra parte, al ya tener conocimiento sobre tus exigencias, podría tener la intención de cooperar, todo dependiendo del caso y de la apertura de las partes.
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